Santiago, una ciudad dónde es más rápido llegar a la playa que a la pega.

Home / Noticias / Santiago, una ciudad dónde es más rápido llegar a la playa que a la pega.

Marisela Santibáñez
Estas cosas se han dicho hasta el cansancio y se han medido hasta el absurdo. Chile es una de las sociedades más desiguales del mundo, y Santiago es una de las ciudades más segregadas del mundo. ¿Pero de qué se trata esto? En qué consiste vivir en este deshumanizado coctel de inequidades.

Consiste en que si un empleado de una oficina tiene que llegar a su trabajo en el sector del metro Manuel Montt, y vive del paradero 40 de la Gran Avenida para adentro, pongámosle por Calderón de La Barca pasando Sancho de la Hoz –porque es uno de los sectores de más densidad de la comuna de San Bernardo- tiene que, primero, caminar, a paso rápido unos 25 o 30 minutos, por veredas rotas y calles mal asfaltadas –donde no hay lustrado que aguante- para luego tomar un bus del Transantiago, bajarse en el paradero 25 para intentar –a los codazos- tomar el metro (que de tan lleno que va no hay planchado ni dignidad que aguante), y luego de hacer trasbordo en los Héroes, para por fin, al menos una hora y media después, bajarse en Metro Los Leones.

Pero todo el mundo tiene auto hoy por hoy, me dirán. Probablemente, pero no todo el mundo puede pagar el TAG, y entonces ese mismo empleado, saliendo por la Gran Avenida o por la caletera de la autopista central, se demoraría en auto la misma hora y media, pero luego de gastar un dineral en Tags, gasolina y embriagues. Pero al revés, si el jefe de ese empleado tuviese que ir al paradero 40 de la Gran Avenida (a comprar algo en el persa, por ejemplo), podría ir y volver en unos 60 minutos, por la carretera, incluyendo el tiempo perdido en los probables tacos en la entrada de la ruta 5, por ejemplo.

La segregación espacial es una de las formas más indignas de la inequidad y la discriminación. Hoy, el que tiene el dinero puede moverse rápidamente por la ciudad, entrar en el túnel, olvidarse del Santiago real y aparecer donde le plazca. El que tiene el poder y la plata maneja también la velocidad, y puede ir a vivirse a la punta del cerro (literalmente) si quiere. Una persona que vive en Las Condes puede llegar en 1 hora a Algarrobo. Una persona que vive en el 40 se puede demorar dos horas en llegar a su sala de clases. Pareciera entonces que las distancias que antes separaban a Santiago del campo, o a Santiago de la playa, hoy se han trasladado al interior de nuestra urbe. Y esa distancia –relativa- es a la que nos han condenado la segregación y la inequidad socioeconómica del país.

Por eso, mejorar el transporte público es uno de los temas que más deben preocupar a nuestras autoridades locales y centrales, y a las direcciones de planificación de nuestros gobiernos regionales. Quienes deben trabajar en conjunto para devolver la dignidad a las personas que usamos el transporte público, y que hoy nos sentimos más bien tratados como ganado. Trabajar por devolver a las personas esas 4 horas perdidas diarias en el “de la casa a la pega y de la pega a la casa” para que pueda jugar con los hijos, hacer deporte, leer, cocinar, o lo que le plazca, es un asunto de dignidad fundamental y de calidad de vida, con el cual los que postulamos como candidatos debiéramos hacer un acuerdo universal. Dignificar y mejorar el transporte público y darle la pelea a esta indigna segregación, es mi compromiso.

Si llegaste hasta acá, es porque las ideas Progresistas te conmueven. ¡Súmate como militante a la fuerza de cambio!

Súmate
X
Skip to content