Considerando:
Que Nicaragua vive una severa crisis política marcada por graves hechos de violencia y confrontación que han traído como consecuencia la muerte de cerca de 300 personas.
Que resulta imperativo el cese de la violencia y el respeto de los Derechos Humanos de todo el pueblo nicaragüense.
Que la Organización de Naciones Unidas, a través de su Secretario General Antonio Guterres ha afirmado que sólo una solución política es aceptable para Nicaragua, por lo que “es absolutamente esencial que cese inmediatamente la violencia y que se revitalice el diálogo político y el diálogo nacional”.
Instamos al gobierno de Nicaragua a adoptar todas las medidas tendientes a cautelar la vida de quienes se manifiestan pacíficamente y ejercen el legítimo derecho a protestar. Al mismo tiempo, llama a quienes protestan pacíficamente a rechazar toda forma de violencia de grupos opositores.
Asimismo, instamos al pueblo de Nicaragua a retomar el diálogo como único mecanismo de solución a la crisis, anteponiéndola a la violencia generalizada, que condenamos.
Abogamos por el restablecimiento de la normalidad democrática y la convivencia nacional, así como por una salida pacífica institucional ante el cuadro de polarización, por la autodeterminación del pueblo nicaragüense y el rechazo a toda injerencia externa que pretenda polarizar aún más la situación de confrontación.