Sebastián Medina Rivas.
Alumno de Trabajo Social Universidad del Bío-Bío.
Presidente Regional Ñuble del Partido Progresista de Chile.
La reciente creación de la región de Ñuble fue impulsada por diversos movimientos sociales y ciudadanos durante años, finalmente se concretó en 2017, luego de la aprobación y posterior publicación del proyecto de la expresidenta Bachelet, que constituía la XVI región de Ñuble y sus tres provincias; Diguillín, Punilla e Itata.
Nuestra región de Ñuble es la primera en cuanto a novedad, pero si hablamos de pobreza, somos la segunda a nivel nacional, consumida por el trabajo informal y/o de temporada, formas de trabajo que –además de golpear nuestra dignidad- golpean nuestros números de empleo. A 3 años de su creación, nos encontramos con más incertidumbres que certezas.
Para Ñuble tener un gobierno regional propio aparecía como una gran oportunidad, pero la nueva administración regional ha sido paupérrima; tenemos un intendente errático, desconectado y lejano a la gente, que más que un representante del gobierno parece un representante empresarial, lo que no es muy alejado de lo que ocurre a nivel del gobierno central.
Nuestra región ha sido abandonada por el gobierno, la ciudadanía cada día tiene más incertidumbre y sed de respuestas. Mientras en la región Metropolitana se declara cuarentena total para 7 comunas -varias de ellas con los presupuestos municipales más altos- la gente de Ñuble se pregunta por qué ocurre esto; ¿discriminación? o ¿interés productivo?. No encontramos respuestas, nada nos hace entender por qué Ñuble aún no tiene cuarentena preventiva total, principalmente su capital regional, Chillán, ciudad por la cual han pasado las más de 100 personas afectadas personalmente por el virus. La misma duda nos vuelve a afligir cuando vemos que se decreta cuarentena en Temuco y Padre las Cass.
Hoy la decepción es tremenda. Tenemos un cordón sanitario que impide que el virus salga de Chillán-Chillán Viejo, pero aún no se cierran las tiendas, el mercado de frutas y verduras está inundado de gente, y existen filas eternas para ingresar a instituciones de pago, todo esto sin las medidas sanitarias correspondientes, las que esperaríamos, fueran promovidas por el gobierno, considerando que estamos en una zona bajo cordón sanitario, en el contexto de la pandemia más devastadora de los últimos 100 años.
El 26 de marzo el ministro de salud, Jaime Mañalich, celebraba que los contagiados en la región habían aumentado solo en 3 casos, pero, un día después, fueron 30 los nuevos contagiados. ¿Está el virus controlado?, ¿la curva se mantuvo?, ¿las medidas fueron las necesarias y correctas? No ministro, las medidas no han sido las necesarias, no han sido las correctas y son absolutamente negligentes.
Tenemos más de 1.000 personas en cuarentena, otras 144 personas con Covid-19, entre ellos el propio director del Servicio de Salud Ñuble, y otras diversas autoridades en cuarentena preventiva, entre ellos el Intendente. La pregunta es ¿preventiva para quién? Si tenemos 13 pacientes hospitalizados por el virus, 6 en la UCI y 4 conectados a ventilación mecánica, y aún existen 330 exámenes pendientes. El panorama no es alentador, menos para los habitantes de la región de Ñuble.
El Gobierno no se ha preocupado de los chilenos y chilenas, las medidas no dan garantías. La Luz, el agua, el gas y la comida no están siendo garantizadas para la ciudadanía, los fondos de pensiones de nuestros jubilados caen estrepitosamente, y para qué referirse al trabajo. En los próximos días y meses, los índices de cesantía serán terroríficos, porque el gobierno -y también en cierta medida el legislativo- han laburado con la calculadora en la mano y pensando no en esta crisis, sino en la crisis electoral que tendrán en los próximos meses.
Como ciudadanos/as y dirigentes/as políticos, demandamos medidas concretas, queremos certezas . Exigimos cuarentena total para Chillán y las demás 20 comunas de la región. El cordón sanitario es solo un parche. El virus no se extenderá hacía fuera, pero nos consumirá en vida acá dentro.