“Esta es la evidencia de que el duopolio está completamente coludido con el lucro y la educación de los chilenos, una expresión más de la crisis terminal que vive la educación chilena”. Así comentó el vocero de la candidatura de Marco Enríquez-Ominami, Jaime Parada, el rechazo por parte de la CDA de la acreditación de la Universidad de las Américas.
“Esta es la evidencia de que el duopolio está completamente coludido con el lucro y la educación de los chilenos, una expresión más de la crisis terminal que vive la educación chilena”. Así comentó el vocero de la candidatura de Marco Enríquez-Ominami, Jaime Parada, el rechazo por parte de la CDA de la acreditación de la Universidad de las Américas.
Parada agregó: “En esta universidad los decanos vienen de la derecha y la Concertación, gente como Patricio Zapata, por ejemplo, en la Facultad de Derecho. Hay candidatas presidenciales que defienden el lucro aunque no lo digan; esta universidad pertenece a lo peor de lo que nos avergüenza en Chile. Cobra carísimo y le acaban de rechazar su acreditación”.
“Pensamos en esos miles de estudiantes que pagaron por un derecho para adquirir conocimientos y hoy se ven en esta situación. Qué vergüenza el modelo educativo que tenemos en el que las universidades son tratadas como supermercados. Es grave que lo que sucede con una universidad que gasta millones en publicidad no tenga la repercusión que corresponde”, enfatizó.
El concejal (PRO) de Providencia, agregó: “Nos han querido hacer creer que cuando una universidad no es viable económica o académicamente es una falla que debe mejorar el mercado y que al Estado le cabe sólo un rol supervigilante; es decir, casi un mero espectador. Así fue pensada la ley de universidades privadas de 1981 y así fue mantenido –con ánimos de perpetuidad– durante los gobiernos de la Concertación y la Alianza”.
“Es indefendible. Las universidades son grandes negocios para grupos económicos ligados tanto a la Alianza como a la Concertación, negocios que han pasado por alto el propio espíritu de esa ley aprobada en dictadura, que promovía la creación de instituciones privadas que no tuvieran fines de lucro. Para nadie es un misterio que las universidades, hoy, son consideradas un bien de mercado por el propio Presidente de la República, y que no hubo ánimo de fiscalizar el lucro de muchas de ellas, que crearon sociedades espejos para obtener ganancias ilegales, por ejemplo, a través de inmobiliarias”.
Parada concluyó: “Con la educación no se juega; tampoco con las expectativas de miles de familias endeudadas para recibir educación de calidad cuestionable a los precios más altos del mundo”.