David Espinoza Salamanca
Secretario regional Partido Progresista Araucanía
El anuncio de la presidenta Bachelet sobre el proceso constituyente que dará paso a una nueva Constitución contiene una “ensalada” de elementos que analizar y que seguramente en estos días irán decantando de los diversos sectores ciudadanos, sociales y políticos.
A continuación analizaré algunos que considero pertinentes. Comenzaré sosteniendo, en primer lugar, que existe un incumplimiento del programa de gobierno ya que no habrá nueva Constitución dentro del período de mandato de la presidenta Bachelet y que la característica principal, en todo el período, ha sido la ambigüedad, reflejo de que en la coalición de gobierno no hubo ni habrá acuerdo, ya que muchos sostienen que las alternativas que presenta el anuncio son las distintas posiciones que existen dentro de la Nueva Mayoría. Por otro lado, en el anuncio queda de manifiesto que la potestad de todo el proceso y del mecanismo de cambio constitucional siempre la tendrá el Congreso buscando “un gran acuerdo nacional” (en el parlamento) como ocurrió con la reforma tributaria y las consecuencias que ya todos sabemos, componente que sería el camino menos legítimo y menos democrático, que a mi juicio, busca no dejar afuera de la ensalada a los conservadores.
Dicho lo anterior, también quedan de manifiesto elementos positivos del anuncio de la presidenta y del proceso de empuje por parte de los sectores sociales y políticos progresistas que demandamos una nueva Constitución: habrá nueva Constitución, es decir, ya es irrevocable seguir con la Constitución vigente, esto, triunfo no precisamente de este gobierno, sino de movimientos y partidos que como el PRO, la empujamos desde mucho antes que lo planteara la actual presidenta como promesa de gobierno. Otro componente positivo importante del anuncio es el reconocimiento de la ilegitimidad de la Constitución vigente que sin duda es una señal cualitativa importante que sostiene el triunfo mencionado en el punto anterior.
Qué hacemos?
En primer lugar, copar los espacios de diálogo y discusión que genere el gobierno, exigiendo mayor claridad en el aspecto metodológico y en el carácter que tendrá la participación ciudadana. Segundo, apoyar la candidatura presidencial de Marco Enríquez-Ominami y a parlamentarios que incorporen en su programa la Asamblea Constituyente como mecanismo para una nueva Constitución. Y en tercer lugar, que desde los movimientos sociales y partidos políticos que empujamos la AC, sigamos con humildad, trabajo y organización, articulando una fuerza constituyente que logre la correlación de fuerzas necesaria para que al igual que la nueva Constitución, sea inevitable la Asamblea Constituyente.