Julio González
Profesor de Estado y Presidente del Tribunal Regional del Maule
A 46 años del 11 de septiembre de 1973, este gobierno neoliberal e insensible, que no quiere saber nada de historia, filosofía, educación cívica ni solidaridad, pretende que al no realizar ningún acto que reflexione en torno al Golpe de Estado, el pueblo olvide por arte de magia aquel día nefasto, que puso una mancha imborrable en la historia de Chile.
Los Estados Unidos ya tenían un plan maquiavélico: Intervención antes, durante y después de 1970. Antes de ser elegido el Presidente Salvador Allende Gossens, ya estaba sentenciado para no ganar, pero el pueblo quiso que triunfara; estaba escrito que no asumiera, pero lo hizo por la valiente decisión de unos pocos demócratas; no lo dejarían gobernar, con múltiples acciones de socavamiento del estado democrático, ocultamiento de los alimentos, generación de un mercado negro, boicot en el Congreso Nacional, infiltración en las organizaciones libres, creando brigadas paramilitares, destrucción del aparato productivo, surgimiento de poderes fácticos e innumerables acciones antidemocráticas.
Ya no estamos presos por una dictadura, pero los mismos que idearon su sistema económico, hoy son los dueños de Chile, y nos tienen cautivos con créditos hipotecarios onerosos, arriendos excesivos de las viviendas, alto pago de aranceles universitarios, cobros excesivos de los servicios básicos, precaria salud a la que optamos, pensiones de miseria al final de nuestras vidas, medios de comunicación del poder económico y tantos otros subterfugios. Hoy, más que nunca se debe tomar una mayor conciencia democrática, de lo ocurrido y de lo que está sucediendo, a través de una formación ciudadana de calidad, ya que no podemos dejar de reflexionar sobre estos hechos nefastos.
Esa fecha fatídica, casi innombrable, jamás el pueblo chileno debe dejar de recordarla; debe llegarse a la verdad y hacer justicia, aunque sea muchos años después, por la memoria de los miles y miles de perseguidos, torturados, desaparecidos y asesinados, en Chile, con la complicidad de algunos que se decían demócratas. No puede cesar la lucha por recuperar la dignidad de nuestro pueblo; para que nunca más vuelva ocurrir un 11 de septiembre, y aunque pasen cientos de años, no debe haber perdón ni olvido ni justicia en la medida de lo posible, por los crímenes de lesa humanidad que se cometieron antes del Golpe de Estado y durante la Dictadura Militar. Es por ello, que las y los Progresistas estamos dando la lucha, por liberarnos de nuestros actuales esclavizadores.