por Andrea Condemarín
dirigenta nacional Partido Progresista

Entendiendo que estamos sumergidos en un mundo extremadamente individualista y consumista, a propósito de estas fiestas navideñas y de fin de año, planteo la siguiente reflexión:

Imaginemos por un instante que tenemos plata infinita, donde tenemos la posibilidad de cambiar nuestro auto y comprar un auto cero kilómetros, probablemente tomaríamos ese camino. Pero imaginen cómo aumenta esa probabilidad si nuestro auto empieza a fallar continuamente y no tenemos ni siquiera confianza en ese auto que día a día no nos lleva a nuestro destino, se nos para, se nos revienta un neumático, y finalmente pasa más en el taller, reparándose continuamente que cumpliendo su objetivo de llevarnos a nuestro destino, lo que nos lleva a subcontratar a otros para que hagan esa pega. Claramente compraríamos otro auto ¿o no? Desechar nuestro auto se vuelve la mejor opción.

Ahora bien, haciendo el símil con el voto, que es la base de nuestra democracia: ¿por qué nos cuesta tanto comprar otro auto? ¿por qué nos cuesta tanto cambiar? La política es inherente al ser humano que vive en sociedad, es la democracia el medio para que caminemos juntos en determinar esa sociedad que queremos. Es ese el día en que nuestro dinero es infinito, es ese día que el dinero de Piñera, Luksic, Chadwick, Matte es el mismo que el nuestro. Todos valemos lo mismo en una urna, con un lápiz y un papel.

Y podemos cambiar para llegar a nuestro destino sin problemas, y si nos falla, volvemos a cambiarlo. Pero en ningún caso lo que hacemos es quedarnos con ese auto. Pregunto entonces: ¿por qué entonces nos quedamos con ese político, ese alcalde o alcaldesa, ese o esa concejal, ese presidente, ese o esa diputada, ese o esa senadora que sabemos todos que lo está haciendo mal y que no nos lleva al destino que queremos como sociedad?

Nos han intentado lavar el cerebro alejándonos de la política, llegando al nivel de desconectarnos totalmente de nuestra sociedad que queremos construir, hemos llevado a nuestra democracia al peor nivel en años. La corrupción instalada y el desorden de nuestras instituciones es y seguirá siendo nuestra responsabilidad. Chilenas y chilenos, no hay mejor muestra patriótica que ir a votar. Si nos interesa en algo nuestra sociedad se nos hace imperativo cambiar el auto, no podemos seguir teniendo este auto ochentero de pésimo gusto, gastador, caro y  que ni siquiera respeta el medio ambiente.

Me convencí de que debemos cambiar el auto, es inaceptable su mal rendimiento. Espero que cada uno tenga la claridad de qué auto cambiar, para no seguir lamentándonos por cuatro años más.