[Columna] We Tripantü, que sea en buena hora

[Columna] We Tripantü, que sea en buena hora

Carola Naranjo Inostroza-Igaimán.
Antropóloga, mapuche.
Precandidata a Diputada y profesional de la Fundación Progresa

La historia de América no comienza el 12 de octubre de 1492, como nos cuentan los libros de historia americana. En este continente, llevábamos más de 10.000 años existiendo.

La conquista y colonización quisieron borrar a las primeras naciones, pueblos indígenas milenarios, con complejas y sofisticadas formas de vida, todos diferentes. Lo que tenemos en común es que fuimos arrasados por la colonización.

La colonización impuso a sangre y a fuego, no sólo un sistema político, militar y económico, sino que también la hegemonía del orden cósmico, las creencias y ritos. En nuestro caso, nos dio vuelta el mundo, invirtió el orden de la vida.

El Año Nuevo winka o la navidad, coinciden con los cambios de la naturaleza en el hemisferio norte, su inicio de ciclo, y esto no solo desde la mitología grecorromana, judeocristiana sino también en la nórdica. Con la colonia fue este el orden que se impuso, claro está, desde las tierras del norte, tiene sentido, pero acá no, estamos en el otro lado del mundo.

En el hemisferio sur que es donde vivimos, el inicio del ciclo de la vida comienza con el solsticio de invierno, en junio. Los pueblos indígenas lo han celebrado hace miles de años, como parte de nuestros sistemas de creencias, pero también como un conocimiento acabado del espacio del que siempre hemos sido parte, en un equilibro con la naturaleza, con lo humano y lo cósmico.

Ni los siglos de colonización y ni las recientes naciones estado criollas, han logrado enterrar esta tradición, que nos hace recobrar y reafirmar, año a año, ciclo a ciclo, quienes somos.

Es así como, llegamos al we tripantü o wiñol tripantü, tiempo que va más o menos entre el 21 de junio y 24 de junio. Es un tiempo, no es como el año nuevo occidental, que es a las 12:00 de la noche y listo; se cambia de folio, el Machaq Mara, es un tiempo, un periodo, en que la vida comienza a despertarse para seguir trascendiendo. Y lo central acá es que se inicia el retorno del sol, del Antü, quien comienza a volver a paso de gallo, como decimos los mapuche, junto a él, los primeros brotes y los cursos de agua se van repletando con más caudal.

Este Inti raymi, nos encuentra en un momento político diferente, en que resuena con más fuerza que nunca un Estado Plurinacional. Constituyentes representantes de los pueblos indígenas tendrán voz y voto en la definición de un nuevo pacto social para Chile.

Que tengamos un buen inicio de ciclo y que traiga junto con el sol, nuevos vientos de justicia social y progresismo

¡Que sea un buena hora!

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