Verónica Saavedra
Presidenta Progresista de la Región del Maule
Tengo esclerosis múltiple, diagnosticada desde hace 10 años, y además tengo displasia de cadera. Aunque me operaron cuando yo era guagua, igual ahora soy coja y uso bastón. Mujer y con una discapacidad. El desafío es grande, más si decidí dedicar mi vida a la política.
Vivimos en una sociedad que nos considera más débiles solo por ser mujeres, en la que se nos asignan estereotipos y roles que hacen más difícil para nosotras participar en política. A esta desventaja se lo sumó otra, pero logré transformar lo que podría haber sido una debilidad en mi fortaleza. Mi enfermedad y mi discapacidad me dieron el coraje para que ningún obstáculo me frenara.
Debe ser porque tuve una madre de profesión matrona que me amó mucho y que me enseñó desde pequeña a descubrir mis cualidades internas, a respetarme y a tener seguridad en mí misma. Esto me permitió mantener siempre arriba mi autoestima.
La verdad es que hasta que conocí a Marco Enríquez-Ominami nunca había sentido el deseo de militar en un partido político. Él me inspiró a hacer propios un conjunto de principios político-sociales que llevados a la práctica pueden cambiar desde la base la realidad de nuestro pueblo
A partir de ese momento quise ser una líder y fundar partido en diversas comunas de la Región del Maule. Acepté el desafío de ser candidata a concejal y a diputada, y jamás se me pasó por la mente que la esclerosis múltiple o la cojera me fueran a jugar en contra. Yo no soy mi discapacidad, tengo la convicción de que las personas que votan se preocupan más en el discurso y en la confianza que les inspira un candidato y no en su apariencia física. Aunque yo a mis casi 60 años me siento regia y, aún con unos kilos de más, me miro al espejo y me veo bella, con unos ojazos muy lindos que siempre miran de frente y muestran a una persona honesta y transparente.
Si no hemos logrado mejores resultados es porque yo me opongo al clientelismo y a comprar votos con cajitas de mercadería. Nuestros militantes y adherentes son jóvenes y gente de trabajo que viven de trabajos esporádicos, y adultos mayores pensionados que reciben mensualmente una “jubilación” que no alcanza ni para cubrir los gastos básicos. Las y los Progresistas no somos grandes empresarios ni contamos con una red de influencias para echar mano como hace la derecha, pero si la tuviéramos tampoco la usaríamos porque estamos en contra de toda esa forma de hacer política.
Soy frontal y directa, no me gustan las verdades a medias y menos las mentiras. Esto me ha hecho estar ya cerca de 6 años en la presidencia de los Progresistas del Maule. Sé que mi labor no se ha visto afectada ni disminuida por mi discapacidad. Quizá incluso ésta me ha permitido ganar la confianza y el respeto de mis pares y de la ciudadanía. Me ha permitido mostrar a las personas mi capacidad intelectual, mi empatía y mi carisma y les prometo que la coronita me quedó ahí mismo y ni se movió.
Por tanto mientras yo sienta que mi capacidad cognitiva este en un 100% y pueda hablar y representar con dignidad la lucha por la justicia, por los derechos sociales y por la igualdad de la mujer, yo seguiré a disposición de mi partido y seguiré luchando por ver convertido a Marco Enríquez-Ominami Gumucio en Presidente de Chile.