Este 5 de Octubre, se cumplen 23 años del triunfo de los demócratas chilenos. Millones de compatriotas esperanzados asistieron aquella mañana de 1988 a los locales de votación: al fin podrían abrir caminos de libertad, poner fin al autoritarismo, a la violación de los derechos humanos, y a la pobreza que afectaba a la mitad de la población. Era el último día de la fiesta del dictador que alargaba su régimen por 17 años de horror, y el horizonte venía cargado de ganas, de soles y buenas nuevas.
Este 5 de Octubre, se cumplen 23 años del triunfo de los demócratas chilenos. Millones de compatriotas esperanzados asistieron aquella mañana de 1988 a los locales de votación: al fin podrían abrir caminos de libertad, poner fin al autoritarismo, a la violación de los derechos humanos, y a la pobreza que afectaba a la mitad de la población. Era el último día de la fiesta del dictador que alargaba su régimen por 17 años de horror, y el horizonte venía cargado de ganas, de soles y buenas nuevas.
Ese 5 de octubre fue conquistado por millones de chilenos. No fue una concesión graciosa de la dictadura ni de ningún político. Que el régimen se sometiera al plebiscito fue un triunfo de todos quienes en miles de gestos de resistencia cotidianos, dijimos NO. De los que no temieron a la represión y salieron a las calles, de los que con miedo estamparon en mil rebeldías su protesta, de los que sonrieron cómplices a las caravanas del NO y lo escribieron fuerte y claro en la papeleta. A todos ellos y ellas, anónimos en su mayoría, los PROgresistas de hoy les rendimos nuestro homenaje sincero, a 23 años de esa gesta de millones de valientes.
Mucho ha cambiado Chile en estos años: somos hoy un país más integrado al mundo, tenemos mayores libertades y una sociedad con más conciencia sobre los derechos humanos, tenemos fuerzas armadas no deliberantes, mayor acceso a bienes modernos y se ha reducido la extrema pobreza. Todo ello es en parte, legado del trabajo de todos los progresistas, y de cada uno de los partidos democráticos de Chile.
Siguen siendo, sin embargo, muchos los temas que no se abordan, demasiados los que se callan y más todavía los que se posponen. Por eso hemos dicho: “no reconocer la obra de la Concertación es no tener corazón, pero querer repetirla es no tener cabeza”.
Hay temas que avergüenzan a Chile aún. Y ya no tienen que ver con una dictadura que nos reprime, sino con más bien con una calidad democrática que nos frustra, porque sabemos que podemos más como país. De la mano de los jóvenes, la educación se instala como deuda que no se supo responder con ojos de futuro. Y peor aún, se hizo trampa el 2006 a los pingüinos que lucharon por lo que los demócratas votamos ese 5 de octubre. Se les hizo trampa. Con más calculadora que corazón la Concertación instaló las Mesas de simulación del Diálogo y, como era de esperar, el diálogo murió antes de nacer. Se enredó todo y la educación no mejoró. Entonces prefirieron calcular a resolver. Mantener y legitimar un modelo heredado, en vez de derribarlo, de avanzar en igualdad y en calidad.
Aquella coalición que reclamó la democracia tenía una fortaleza innegable, la existencia de un proyecto vinculante que superaba la identidad misma de los partidos que la formaban. Hablar de concertación en los 90´s era hablar de democracia y participación. Hoy sin embargo dicho proyecto aparece agotado, se le ha hecho trampas a la participación, se le ha puesto límites a la democracia. Y por consecuencia, dicha fuerza ha sido derrotada en las urnas. Pero la derrota de la Concertación no es la derrota de los progresistas, es de quienes se acomodaron en el status quo, de quienes ahora hablan de pactos electorales y no de proyectos ciudadanos. Este aniversario tenemos una enorme oportunidad para honrar la palabra empeñada, para volver a creer en la ciudadanía y volver a creer en sus jóvenes. Con todas sus consecuencias, hablaremos de futuro, hablando de presente.
Los y las PROgresistas de hoy vamos a sellar un compromiso. Honraremos ese 5 de octubre sin obituarios. Con actos elocuentes de democracia y de libertad. Con alegría y utopía, con sueños y con locura, con respeto y confianza en nuestros jóvenes.
Y nos atrevemos a invitar a las fuerzas que se conjuntaron ese octubre del 88 a impulsar con decisión y sin dilaciones una genuina agenda de derechos democráticos y participación ciudadana. ¡Los invitamos a retomar la agenda progresista, dejar los gestos postizos y hacernos en esta fecha integristas de la democracia!
Hoy 5 de Octubre, Convocamos a los progresistas a construir un nuevo proyecto, donde integremos ahora, no mañana, a los cerca de 5 millones de jóvenes que están al margen de las decisiones políticas, con una agenda democratizadora real: inscripción automática, voto voluntario, voto de chilenos en el exterior, primarias obligatorias para los cargos de representación popular, apoyo a candidaturas independientes, limitación a la re-elección de parlamentarios y alcaldes, transparencia en el financiamiento de los partidos, cambios al sistema electoral binominal, recuperar la salud pública, la educación de calidad y nuestros recursos naturales. Pero principalmente, salgamos hoy con fuerza a recuperar la confianza en el pueblo chileno, que bien sabe premiar la honestidad y la acción auténtica.
Nada podrá persuadirnos de descreer de la voluntad de la gente, porque fue ella la que decidió sabiamente esa mañana de octubre hace 23 años y nos devolvió la esperanza.
Abrir espacios a esos millones de jóvenes que hoy miran con desinterés la política, es la mejor muestra de que el autoritarismo no nos ganó. De igual manera decirle a quienes lucharon en tiempos oscuros, que no bajen sus banderas. Que ese NO al poder despótico se sigue escuchando. Que como nunca los jóvenes de ayer y de hoy, seamos una sola voz…de Arica a Punta Arenas…de mar a cordillera…
¡¡Que viva la democracia!!
Directiva
Partido Progresista (PRO)