Un poeta gigante y filósofo de la democracia como Walt Whitman escribió “con frecuencia hemos impreso la palabra “democracia”. Sin embargo, no me cansaré de repetir que el significado de ese término permanece todavía dormido, que no ha sido despertado, pese a su resonancia, pese a las airadas tempestades en que han derivado sus sílabas. Es una gran palabra cuya historia no se ha escrito aún, porque esa historia está todavía por vivirse”.
El Partido Progresista de Chile comprende que la simplificación de la discusión sobre la democracia a una serie única de indicadores que serían capaces de, raya para la suma, determinar: esto es una democracia y esto es una dictadura, no solamente es un asunto estéril, sino que, peor aún, nos lleva de golpe al totalitarismo.
Y es que han sido tantas las veces que hemos publicado la palabra democracia. Si hasta el mismo Sócrates lo mató una que lo acusaba de honrar dioses distintos a los propios de la ciudad. Una democracia que lo acusaba, en definitiva, de rebelde.
La democracia es el bien más preciado, por lo mismo, debemos empeñarnos en no permitir que se privatice su definición. Porque, en efecto, las democracias nacieron como artefactos de las élites, donde la igualdad y la justicia se reducía a ellos (aristócratas y hombres). Dice Whitman que la democracia, donde en efecto se quedó dormida es, precisamente, en esos mismos países que la vieron nacer.
Y si bien la democracia que los y las progresistas soñamos para Chile puede llegar a ser muy distinta a las que han vivido otros procesos emancipadores que podemos defender, apoyar e incluso admirar, lo que sí defendemos ante todo es la libertad de los pueblos para auto-determinarse. Porque esa es la esencia de la democracia: la voz del pueblo. Por eso, defendemos la libertad del pueblo venezolano en la definición de su propia democracia, en la construcción de SU propia historia para esa palabra.
Venezuela ha realizado 25 elecciones durante los últimos 20 años de chavismo, algunas (23) las ha ganado, otras (las restantes dos) las ha perdido. Sus opositores tienen tanto o más acceso a prensa que los opositores en, por ejemplo, Estados Unidos y qué decir de Chile, donde todos los medios son controlados por los sectores de derecha. El Presidente Maduro ha ganado con 6,2 millones de votos y con el 67,8% de los votos, en elecciones visadas por la comunidad internacional, y donde incluso, una parte de la oposición, que optó por el camino democrático, participó y reconoció sus resultados. En definitiva, los hechos nos dicen que el pueblo ha hablado en Venezuela, y por tanto creemos que los demás pueblos de Latinoamérica y el Caribe, que los pueblos de todo el mundo, debemos respetar esa voz.
¡Oh! Revolución, cuántas contrarrevoluciones se cometen en tu nombre, escribió Nicanor Parra, y precisamente, es contra esa violencia reaccionaria que nuestro partido se moviliza. Porque con Venezuela, con Cuba, con Bolivia, con el Ecuador de Correa, hasta con el Chile de Bachelet, los medios y los grandes poderes han construido una postverdad: la de transformar al pueblo en populismo, en ofensa, en barbarie.
Nuestra posición es la reciprocidad. Porque si nos preguntan: ¿es el modelo venezolano o cubano o boliviano el camino que queremos para Chile los y las progresistas?, nuestra respuesta es: No. El nuestro es un camino a la chilena, como dijera el Compañero Presidente, “con sabor a empanada y vino tinto”. Sin embargo, creemos que Venezuela es una democracia que debe ser apuntalada, no abandonada. Apoyada, no bloqueada y menos por una parte de la propia izquierda latinoamericana.
Hay una historia que cuenta que un escultor pide que le lleven un gran bloque de mármol, y presto empieza a trabajar en él. Tiempo después ha esculpido un caballo. Y entonces, un niño que lo había observado trabajar le pregunta: ¿Cómo sabías que había un caballo dentro de la piedra?
Los progresistas creemos en el derecho del pueblo venezolano y su gobierno, de seguir buscando y encontrando ese caballo en la propia piedra de su democracia.
Camilo Lagos
Presidente Partido Progresista de Chile