Apenas conocidos los resultados en las elecciones de la Fech, comenzó el ataque mediático y político a sus nuevos dirigentes. Se olvidaron rápidamente de las alabanzas a los estudiantes en las calles, a su ingeniosidad para mantener el movimiento con música y danzas, a su entereza para ir incluso más allá de los cambios necesarios en educación.
Apenas conocidos los resultados en las elecciones de la Fech, comenzó el ataque mediático y político a sus nuevos dirigentes. Se olvidaron rápidamente de las alabanzas a los estudiantes en las calles, a su ingeniosidad para mantener el movimiento con música y danzas, a su entereza para ir incluso más allá de los cambios necesarios en educación.
Del Gobierno y de la Alianza no se esperaba menos, pero cuando el nuevo presidente de la Fech dijo no sentirse ni querer ser parte del comando de campaña para la reelección de Michelle Bachelet, allí la Concertación despertó, la misma que durante casi dos años miraba desde la galería como la represión, el desempleo, las deudas, las colusiones, la delincuencia y la reconstrucción seguían imbatibles en las calles del país.
Bastó eso y ya los jóvenes no son necesarios, ya no son los mismos, así lo afirmó el Secretario General del Partido Progresista, Cristian Warner, cayeron las caretas: “al parecer el Bacheletismo desprecia a los jóvenes. Andrade desprecia a los a rebeldes. Lo que explica sus posturas conservadoras en tantas políticas públicas. No es posible que la concertación por no tener espacios reales en la directiva de la Fech y porque la victoria de Boric se plasmó en una crítica formal a esa coalición, no puede ser que esos argumentos lleven a las cúpulas de los partidos a deslegitimar a un movimiento y un liderazgo que nace, joven y crítico, que es justamente lo que necesita Chile, la concertación no ha aprendido nada de nada, y esos líderes, hoy ya más cansados, le hacen mal a Chile”.
Por su parte Marco Enríquez-Ominami, el líder de los progresistas, señaló que aunque no conoce personalmente a Gabriel Boric, dijo que le parece evidente que con esas declaraciones los conservadores no están sólo en la derecha, “ellos son los que no creen en el matrimonio igualitario, están contra la píldora del día después, están con HidroAysen, no quieren primarias decentes, tampoco un acuerdo programático. Así entendemos que rechacen cualquier atisbo de recambio generacional o de ideas”.
Los progresistas siguen y seguirán apoyando las reivindicaciones de los estudiantes, por una educación pública gratuita y de calidad.