El presidente del Partido Progresista reiteró que lo que actualmente está sucediendo en las calles de Chile es el resultado de la ceguera del gobierno que desde hace más de cinco meses ha sido incapaz de resolver las demandas de los estudiantes, de los profesores, de los apoderados y de más del 80 % de los chilenos que los apoyan.
El presidente del Partido Progresista reiteró que lo que actualmente está sucediendo en las calles de Chile es el resultado de la ceguera del gobierno que desde hace más de cinco meses ha sido incapaz de resolver las demandas de los estudiantes, de los profesores, de los apoderados y de más del 80 % de los chilenos que los apoyan.
Los jóvenes han bailado en las calles, han innovado con sus formas de protestar, han demostrado incluso en el extranjero que sus demandas son justas, han rechazado la violencia de los encapuchados y como respuesta de las autoridades sólo han logrado obtener que les adelanten las vacaciones, propuestas de becas para entregar más dinero a quienes lucran e incluso antes de las conversaciones negar toda posibilidad de una educación pública gratuita.
Esa medidas han logrado que la protesta se convierta en indignación y ahora lleguen a las propias puertas de los poderes del estado, ayer fueron desalojados por la fuerza en la Cámara de Diputados hoy se tomaron el ex Congreso donde sesionaba la Comisión de Educación, en presencia del Ministro que respondió descalificando a Víctor Pérez, el rector de la Universidad de Chile, el plantel de Educación Superior más importante de nuestro país, por haber criticado el presupuesto para la educación el 2012. Esta y las razones ya conocidas son una provocación, tanto cómo la aplicación de la Ley de Seguridad del Estado para amedrentar el descontento social.
Marco Enriquez-Ominami, luego de conocer las peticiones de la derecha conservadora para reprimir a quienes ocupan el edificio del parlamento expresó: “todo mi apoyo a las demandas estudiantiles y me opongo tajantemente al uso de la fuerza para desalojarlos” esta dijo, es una prueba que la gente está perdiendo la paciencia y eso se está expresando en la desconfianza en las instituciones que ya no los representan.