documento elaborado por los militantes Progresistas
Dra. Oriele Núñez Serrano y TM. Rodolfo Chelme Bustos
Septiembre es para Chile un mes que ha marcado al país con alegrías y tristezas, pero sobre todo de esperanza.
Este mes, la Salud Pública y particularmente la Atención Primaria de Salud, es para el mundo y especialmente en Chile, un mes de avances y reconocimiento mundial.
El camino de los salubristas de antaño consolidó un sistema de salud centrado en la atención primaria de salud, siendo nuestro país pionero en atención ambulatoria cercana a la comunidad con un equipo de salud que implementaba actividades de promoción y prevención además de lo netamente curativo, fortalecida institucionalmente en 1952 con un Sistema Nacional de Salud de presencia en todo territorio basado en los más altos principios y valores sociales.
Con la llegada de la larga noche negra en Latinoamérica y nuestro país en septiembre 1973, la dictadura fascista intenta desaparecer y exterminar los logros sociales adquiridos, que para la atención primaria se estaba desarrollando desde 1925 en Chile.
En ese contexto de la guerra fría mundial irrumpe la Conferencia Internacional sobre Atención Primaria de Salud de Alma-Ata, realizada en Kazajistán, del 6 al 12 de septiembre de 1978. La conferencia fue organizada por la OMS/OPS y UNICEF, y patrocinada por la entonces URSS. Fue el evento de política de salud internacional más importante de la década del setenta. La Declaración de Alma Ata es el mayor pronunciamiento internacional en salud que hasta esa época haya tenido lugar en el mundo. Después de 40 años, sigue siendo el marco en el que se reconocen y confluyen la mayor parte de quienes luchan por el derecho a la salud de los pueblos.
Para Chile, que vivía en esos momentos, la persecución, la desaparición y la tortura de la población civil, la destrucción de las instituciones y de los derechos sociales y políticos, Alma Ata representó no sólo un espacio de difusión de lo que sucedía en nuestro país, representó una forma de evitar la desaparición de la atención primaria de salud en nuestro país, pero sobre todo representó la esperanza por justicia en el del camino recorrido antes.
Este encuentro consolida la estrategia de Atención Primaria de Salud a nivel mundial, como imprescindible y necesaria para alcanzar la meta social de OMS “Salud para todos en al año 2000”, y lograr la equidad en salud y los servicios sanitarios.
Alma Ata refrenda la estrategia de política pública sanitaria y territorial de la Atención Primaria como pilar clave para los cambios sustantivos de salud de la población declarando, “la atención primaria de salud es la asistencia sanitaria esencial basada en métodos y tecnologías prácticos, científicamente fundados y socialmente aceptables, puesta al alcance de todos los individuos y familias de la comunidad mediante su plena participación y a un costo que la comunidad y el país puedan soportar, en todas y cada una de las etapas de su desarrollo con un espíritu de autorresponsabilidad y autodeterminación. Forma parte integrante tanto del sistema nacional de salud, del que constituye la función central y el núcleo principal, como del desarrollo social y económico global de la comunidad. Representa el primer nivel de contacto de los individuos, la familia y la comunidad con el sistema nacional de salud, llevando lo más cerca posible la atención de salud al lugar donde residen y trabajan las personas, y constituye el primer elemento de un proceso permanente de asistencia sanitaria”.
Hoy cuando en este septiembre se cumplen 40 años de aquella conferencia internacional, las y los Progresistas saludamos ese momento y reconocemos su declaración como más vigente que nunca. Así los militantes progresistas junto a las trabajadoras/es de la salud y las organizaciones sociales y comunitarias nos comprometemos con una Atención Primaria de Salud para todas y todos.