Reflexiones célebres del libertador José de San Martín

Reflexiones célebres del libertador José de San Martín

En un nuevo aniversario de la muerte del héroe libertador, José de San Martín, compartimos una biografía y reflexiones destacadas del prócer.

A fines de 1814, San Martín obtuvo el nombramiento de intendente de la Provincia de Cuyo, trasladándose a Mendoza para asumir su cargo e iniciar los preparativos del Ejército Libertador de Los Andes. Después del triunfo en Chile, junto a O’Higgins organizó la expedición libertadora que zarpó hacia el Perú en 1820. Tras ser nombrado como protector del antiguo virreinato entre 1821 y 1823, regresó a Chile rumbo a Argentina, desde donde partió a Europa. Olvidado por muchos de sus compatriotas José de San Martín murió el 17 de agosto de 1850 en Francia. Sus restos mortales fueron repatriados a Buenos Aires en 1880. *Texto de Memoria Chilena

Una derrota peleada vale más que una victoria casual.

 

La biblioteca destinada a la educación universal, es más poderosa que nuestros ejércitos.

 

Si hay victoria en vencer al enemigo; la hay mayor cuando el hombre se vence a si mismo.

 

La conciencia es el mejor juez que tiene un hombre de bien.

 

Hace más ruido un hombre gritando que cien mil que están callados.

 

Al Ejército de los Andes queda la gloria de decir: en 24 días hicimos la campaña, pasamos las cordilleras más elevadas, concluimos con los tiranos y dimos libertad a Chile.

 

No hay revolución sin revolucionarios. Los revolucionarios de todo el mundo somos hermanos.

 

Seamos libres, que lo demás no importa nada.

 

El libertador que también dijo “La Patria es libre” al momento de abrazar a O’Higgins en el abrazo de Maipú, escribió antes de independizar a Chile, en diciembre de 1816, la siguiente carta a los chilenos:

 ¡Chilenos, amigos y compatriotas! 

El ejército de mi mando viene a libraros de los tiranos, que oprimen ese precioso suelo. Yo me estremezco, cuando medito las ansias recíprocas de abrazarse tantas familias privadas de la sociedad de su patria, o por un destierro violento o por una emigración necesaria. La tranquila posesión de sus hogares es para mí un objeto el más interesante. Vosotros podéis acelerar ese dulce momento, preparándoos a cooperar con vuestros libertadores que recibirán con la mayor cordialidad a cuantos quieran reunírseles para tan grande empresa.

La tropa está prevenida de una disciplina vigorosa, y del respeto que debe a la religión, a las propiedades y al honor de todo ciudadano. No es de nuestro juicio entrar en el examen de las opiniones: conocemos que el temor y la seguridad, arrancan muchas veces las más extraviadas contra los sentimientos del corazón. Yo os protesto por mi honor y por la independencia de nuestra cara patria, que nadie será repulsado al presentarse de buena fe.

El soldado se incorporará en nuestras filas con la misma distinción de los que las componen, y con un premio especial el que trajere sus armas. El paisano hospitalario y auxiliador del ejército, será recompensado por su mérito, y tendrá la gratitud de sus hermanos. Se castigará con severidad el menor insulto.

Me prometo que no se cometerá alguno bajo las banderas americanas, y que se arrepentirá tarde y sin recurso, el que las ofenda. Estos son los sentimientos del Gobierno Supremo de las provincias Unidas en Sud América que me manda desprendiéndose de una parte principal de sus fuerzas, para romper las cadenas ensangrentadas que os ligan al carro infame de los tiranos, son los míos, y los de mis compañeros en la campaña. Ella se emprende para salvaros. ¡Chilenos generosos! Corresponded a los designios de los que arrostran la muerte por la libertad de la Patria.

Libro recomendado: La voz del gran jefe – Felipe Pigna

Entrevista al autor Felipe Pigna

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